El tabaquismo es una de las mayores amenazas para la salud pública. Causa más de ocho millones de muertes al año, de las cuales, aproximadamente 1,2 millones se deben a la exposición al humo de tabaco ajeno. Esta epidemia involucra a más de 1,100 millones de fumadores en todo el mundo y acarrea grandes costos económicos, sociales, personales y sanitarios.  

Datos de la Comisión Nacional contra las Adicciones (CONADIC), señalan que en México la prevalencia actual de consumidores de tabaco es de 17.9%, es decir, unos 14,9 millones de personas de entre 12 a 65 años (3.8 millones de mujeres y 11.1 millones de hombres). De ellos: 5,5 millones fuman a diario; 9,4 millones lo hacen ocasionalmente; y 1,8 millones tienen adicción a la nicotina.

Asimismo, se estima que anualmente fallecen poco más de 51 mil personas por enfermedades atribuibles al tabaquismo, (es decir, 135 personas al día), mientras que el costo anual de atender las enfermedades relacionadas es de más de 77 mil millones de pesos. 

Este panorama pone de manifiesto la necesidad de reforzar las estrategias de protección contra los daños del tabaco y es en ese sentido, que desde el Frente Unido por el Cáncer de Pulmón, apoyamos la entrada en vigor de las reformas a la Ley General para el Control del Tabaco, cuyo objetivo es establecer más acciones de prevención y mitigación de daños por el consumo de tabaco.

Entre las nuevas disposiciones que son de aplicación obligatoria para todo el territorio nacional, destacan:

  • La prohibición de toda forma de publicidad, promoción y patrocinio de los productos de tabaco, en forma directa o indirecta, a través de cualquier medio de difusión o comunicación que pretenda posicionar los elementos de la marca de éstos
  • Designación de espacios libres de humo de tabaco a los lugares de trabajo, el transporte público o los espacios de concurrencia colectiva
  • Para el transporte público el dictamen incluye las terminales, estaciones, paradas y otras instalaciones de mobiliario urbano
  • Para los lugares de trabajo, se reconocen los espacios conexos y anexos en los que los trabajadores realizan sus actividades, así como los vehículos que se utilizan.
  • En cuanto a los lugares de concurrencia colectiva, se contemplan los espacios destinados al desarrollo de actividades deportivas, artísticas, culturales y de entretenimiento, tanto del ámbito público como privado.

Contrario a lo que algunos sectores han señalado, las medidas buscan proteger a la mayoría de la población que no consume tabaco, y evitar que los menores de edad prueben cigarros a edades tempranas, lo que a largo plazo ayudaría a reducir el consumo de tabaco en nuevas generaciones. 

Si consideramos que la adolescencia es la etapa decisiva en la adquisición de estilos de vida, donde se consolidan comportamientos de la infancia y se incorporan nuevos que provienen de otros entornos sociales, resulta más probable que si comienzan a fumar en esta etapa, lo sigan haciendo al llegar a la adultez.  

Aquellos jóvenes que decidieron adoptar el consumo de tabaco son y serán nuestros adultos mayores con un lugar dentro de las estadísticas de enfermedades crónico degenerativas como cáncer de pulmón. Simplemente no podemos permitirlo.

Es por ello que consideramos a las reformas a la Ley General para el Control del Tabaco como acciones fundamentales para generar entornos seguros y libres de humo de tabaco, que deben complementarse con el fomento de estilos de vida saludables, así como de campañas de prevención y de alternativas para dejar de fumar. 

Nuestro país está avanzando en el camino correcto para disminuir el daño que causa el tabaco a la salud, al ambiente, a la economía de las familias y a los sistemas de salud. Soñamos con futuras generaciones cuya vida y salud no se vea nublada por el humo del tabaco y sus daños.