De todas las especialidades médicas, la oncología es quizá una de las más difíciles a la hora de comunicar un diagnóstico. Escuchar la palabra cáncer estremece a cualquier paciente e inevitablemente lleva a pensar en la muerte. En otros casos, enfrentar esta enfermedad puede acarrear sentimientos como miedo, angustia, preocupación o tristeza.
En momentos como este la comunicación empática es crucial, pues no solo se aborda un diagnóstico sino que, las y los médicos comparten las opciones terapéuticas, dosis y horarios para tomar los medicamentos, dietas especiales o cuidados adicionales. Por su parte, los pacientes deben hablar sobre sus síntomas y preocupaciones con la mayor claridad posible.
Pareciera entonces que la comunicación entre médicos y pacientes es fácil, pero no siempre es así. Un estudio llevado a cabo en Nueva York mostró que solo el 42% de los participantes podían establecer su diagnóstico correcto en lenguaje cotidiano, mientras que solo el 28% pudo nombrar sus medicamentos por el nombre comercial o genérico.
En este texto, especialistas en oncología comparten una serie de recomendaciones para fomentar la buena comunicación entre médicos y pacientes. Señalan que es muy importante contar con tiempo suficiente para la consulta; dar esperanza a los pacientes, pero siempre basada en hechos; y fomentar redes de apoyo tanto para los pacientes (familiares y seres queridos) como para el personal médico (colegas de oncología, enfermería, paliativistas, entre otros).
De lado de los pacientes, resulta fundamental ejercer el derecho a buscar una segunda opinión, así como comunicar al equipo médico todas las dudas que se generen sobre el diagnóstico y las opciones de tratamiento.
Ambas partes deben recordar siempre que cuando se habla de cáncer, no se habla al aire. Están involucradas personas que son madres, esposos, hijos y compañeras cuya vida y realidad será transformada a partir de un diagnóstico.